El contrabajo

bottesini


Giovanni Bottesini

Adrián Rescalvo

El contrabajo es el instrumento más grave del conjunto de cuerdas, es el único que no deriva completamente del violín, sino de la combinación de elementos de la familia de la viola da gamba y del violín. En 1565, Striggio y Corteggia componen un intermezzo florentino de ocho partes instrumentales y confían una de ellas a un Sotto basso di viola, si bien no explican si se trata de un solo de contrabajo de viola da bracio (brazo) familia del violín, o viola da gamba (pierna) familia de violas da gamba. Este podría ser el origen de este instrumento.

Todo indica que el actual contrabajo desciende del violone, término italiano que se empleaba en el siglo XVI para designar el contrabajo de viola (da gamba). Etimológicamente el violone, en el sentido de gran violón -así como violonchelo significa pequeño violón- ha permitido pensar posteriormente, en el siglo XIX, que estos dos instrumentos eran descendientes de las violas da gamba y que el contrabajo es con total certeza anterior al violonchelo.

Sybyl Marcuse, en su obra teórica contemporánea, nos dice que el violón durante los siglos XVI-XVII no es otro que la basse de violón, un instrumento de grandes dimensiones de cuatro cinco o seis cuerdas y que posteriormente durante el siglo XVIII se llamaría definitivamente contrabajo. Durante años existió confusión en el uso de los términos: basse de violón, contraviolone, etc. Por ejemplo, G. F. Haendel emplea el violone como bajo en Rinaldo en 1711 y el Pastor Fido en 1712; lo mismo que Johann Sebastian Bach con su primer Concierto de Brandenburgo.

Leopoldo Mozart señala al contrabajo con este nombre en su método de violón y Achile Gouffe, considerado por los contemporáneos como el Bottessini francés, además de introducir importantes avances en la forma del arco y en el contrabajo de cuatro cuerdas, escribió en 1839 el primer método para el contrabajo de 4 cuerdas e introdujo este instrumento en la ópera de París.

La aparición de Monteclaire, Dragonetti, Dittersdorf, Hause, Kempfer, Hindle, célebres intérpretes y compositores del siglo XVIII, junto a la aportación del gran G. Bottesini, Gouffe, Nanni, Prunner en siglo XIX permitieron al contrabajo instalarse definitivamente en el panorama musical correcto y actual.

En el S. XX intérpretes tan importantes, por solo señalar a algunos, como: Sergei Koussevitzky 1874-1951, Gaston Logeroy 1910, Gary Karr 1941, Francesco Petracchi 1937, Jean Marc, Rollez 1931, Klauss Stoll 1943, Ludwig Streicher 1920, Kamoro 1947, Thomas Martín 1936, Lucio Bucarella 1929, Antonio García Araque 1960, y muchos otros han permitido integrar este instrumento en la élite de los instrumentos de concierto en calidad de solistas, demostrando enormes posibilidades expresivas, técnicas y tímbricas, Actualmente el contrabajo es requerido de manera habitual en las grandes salas de conciertos de casi todo el mundo.

Características propias del instrumento

El contrabajo está compuesto normalmente por 4 cuerdas, pero puede llegar a tener 5 (sobre todo exigido en repertorio orquestal), de manera que puede octavar totalmente al cello o incluso llegar a hasta un Si. Para repertorio solista el contrabajo puede utilizar 3 cuerdas.

El contrabajo es un instrumento en Do pero para tocar los conciertos como solista utiliza cuerdas en Re.

Los sonidos que produce suenan una octava inferior de lo que realmente está escrito en la partitura, particularidad que se ha mantenido hasta hoy.

El Contrabajo en la música de cámara

En el clasicismo aparecen los primeros conciertos para contrabajo y orquesta: el Concierto en Re Mayor y Sinfonía Concertante para viola y contrabajo de K.D. von Dittersdorf y el famoso dúo para bajo (voz), contrabajo y orquesta del ária Per Questa Bella Mano de Wolfgang A. Mozart.

Entre 1750 y 1800 se componen numerosas sonatas para este instrumento de cuerda junto a dúos y tríos como el Dúo para viola y contrabajo de Sperger (1750-1812) y el magnífico Trío para violín, viola y contrabajo de Michael Haydn (1734-1806). Esto le permite a nuestro contrabajo ganar cierta notoriedad en los salones de conciertos de aquella época.

El empleo del contrabajo en pequeñas formaciones camerísticas se hará imprescindible en el siglo siguiente: Boccherini, Rossini, Dragonetti, Roussel y Beethoven con su famoso Septimino Op. 20 y Schubert en su quinteto La Trucha.

El contrabajo en la música sinfónica

Muchos son los ejemplos con los que podemos ilustrar la participación del contrabajo en este capítulo, comenzando por Joseph Haydn que le asigna la parte de solo de contrabajo en sus Sinfonías nº 6 “Le matin” y nº 7 “La midi” o Gustav Mahler en su Primera Sinfonía (1888). Igor Stravinsky, en su ballet Pulcinella (1919), confía un gran solo humorístico al contrabajo y al trombón. También el mismo autor introduce pequeños fragmentos de solos en el Canto del ruiseñor.

Sergei Prokofiev utiliza la sonoridad expresiva del contrabajo en su hermoso solo del Teniente Kije, y la sonoridad humana en su melodía “Colombe y Blanches” para una voz y contrabajo.

Maurice Ravel en la revisión orquestal de la obra Cuadros de una exposición hace partícipe al contrabajo de la exposición de su sexta variación Samuel Goldenberg. Y en su L’enfant et les sortiléges (1925) encontramos uno de los más importantes solos con la utilización de los armónicos. Darius Milahud confía al contrabajo un largo solo rítmico inspirado en el Jazz en su obra La Creación del mundo (1923).

En épocas más recientes encontramos a Benjamin Britten en su Guía orquestal para la juventud un importante solo de contrabajos en su variación H. El excelente compositor Alberto Ginastera finalmente ha escrito tal vez el más importante y endemoniado solo de contrabajo en su Concerto per Corde (1953).

contrabajo orquesta

Sección de contrabajos de la Simón Bolívar

El contrabajo en la ópera

También podemos encontrar algunos ejemplos de la utilización del contrabajo como instrumento de expresión y de misterio sonoro que acompañan magníficamente la escena.

Verdi, en su ópera Otello, obtiene un efecto sonoro espectacular del contrabajo comenzando por su cuarta cuerda (Mi) que progresivamente va creando una atmósfera de inquietud en su determinación de que Desdémona le es infiel. En su ópera Rigoletto hay un solo para violonchelo – contrabajo.

Mi experiencia personal

Mi experiencia personal con el contrabajo es peculiar. Tenia cerca de 7 años y estaba haciendo los deberes del colegio en mi cuarto, mientras escuchaba música de fondo (mi padre estaba presenciando una retransmisión de la ópera Otello de G. Verdi). Al cabo de un rato, dejé de escuchar la música. Extrañado por el súbito silencio, salí al comedor a ver si había terminado pero lo que vi fue un instrumento de madera enorme pasando el arco, mi padre subió el volumen y entonces lo escuché. Era un sonido gravísimo y nunca me había parado a pensar que algo así de oscuro se podría escuchar, le pregunté a mi padre que instrumento era ese y él me respondió que el contrabajo. Desde ese momento ese instrumento cambió mi vida. Con el contrabajo empecé mis estudios en el Conservatorio de Torrent y con él continuo en la actualidad…

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